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Opinión de Juan Frontera-Suau: Cambiemos de estrategia

Lee la columna del licenciado Juan Manuel Frontera Suau, vicepresidente del Proyecto Dignidad.

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Ni los datos, el análisis jurídico o el sentido común sostienen un minuto más que Puerto Rico siga implementando medidas trasnochadas que en una ocasión pudieron haber servido en algo para contrarrestar el COVID-19, pero que hoy ya no tienen efectividad. Desde el mes de noviembre la variante Ómicron cambió las reglas del juego, y en Puerto Rico, en vez de mirar los datos, la Constitución y la razón, implementamos medidas fundamentadas en el miedo, el beneficio político y económico disfrazado del interés salubrista.  Es tiempo de cambiar de estrategia.

Desde noviembre se vienen recibiendo a nivel local y mundial suficientes datos que muestran que bajo la variante Ómicron las personas de 0-40 años tienen tasas de hospitalización y muerte por debajo del .05%, estén vacunados o no estén vacunados.  Los propios datos del Departamento de Salud revelan esto. Esto requiere que cambiemos de estrategia para esta población. Hay que dejar atrás la obligatoriedad de las vacunas, las restricciones para el comercio y actividades multitudinarias al aire libre o en espacios abiertos.  Hay que fomentar que en nuestras escuelas nuestros niños no tengan la imposición de tener que vacunarse obligatoriamente para estar presenciales, que puedan jugar en el patio sin necesidad de usar mascarillas, que puedan ser niños nuevamente y no vivan bajo el reino del terror de poder morir de Ómicron. 

Pero, y ese aumento en hospitalización y muertes que hemos visto en diciembre y enero en Puerto Rico, ¿de dónde viene?  Mas allá del lio entre muertes por COVID y con COVID, estos números vienen casi en su totalidad de las personas mayores de 50 años con condiciones inmunosuprimidas para los cuales las vacunas, incluyendo los refuerzos, no son protección suficiente. Esto lo demuestra que desde diciembre hasta hoy la mayoría de las muertes por COVID en Puerto Rico son de personas vacunadas en esas edades en específico.  Para esta población tenemos que cambiar de estrategia y concentrar nuestros esfuerzos en fomentar medidas que adelanten el reducir sus riesgos de contagio con campañas de prevención de alimentación, vitaminas, exposición al sol, ejercicio y tratamiento preventivo.  Que pueda llevarse un rastreo y monitoreo específico de esta población para atenderlos de manera puntual al momento de desarrollar los primeros síntomas. 

Hoy, naciones del mundo como Dinamarca y Finlandia declaran el final de la pandemia y de las restricciones.  En Estados Unidos, ningún estado obliga a los niños de escuela elemental o superior a estar vacunados para asistir a clase presencialmente.  El New York Times reseñaba recientemente que en la mayoría de las escuelas están abandonado el requisito de requerir prueba negativa de COVID para poder estar en clase presencial. No podemos permitir que en Puerto Rico sigamos implementando medidas que no tienen razón de ser. No quiero pensar que nos abrazamos al estado de emergencia para seguir cobrando de los fondos federales del COVID.

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